El Alma de España

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El célebre compositor Osvaldo Golijov hace su tan esperado debut en el Met con el estreno de la compañía de Ainadamar, su cautivadora ópera sobre el legendario poeta español Federico García Lorca, cuya vida, obra y trágica muerte le convirtieron en un emblema de su nación. Su historia se cuenta en una nueva y electrizante producción de Deborah Colker, que presenta una rica combinación de danza, drama y la fuerza sobrenatural que los españoles caracterizan como “el duende” en el mundo del flamenco. Por Matt Dobkin

En la ciudad morisca de Granada, en el sur de España, hay una famosa fuente llamada Ainadamar, una palabra árabe que significa “fuente de lágrimas.” La fuente, de forma apropiada, tiene la forma de una lágrima y se encuentra en un entorno sereno y pintoresco, rodeada de olivos, junto a un parque no muy lejos del majestuoso Palacio de La Alhambra. En la época medieval, el agua que llenaba la fuente provenía de un sistema de riego construido por los musulmanes del norte de África que habían conquistado la Península Ibérica. Siglos después, en 1936, la fuente fue el escenario de la ejecución del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca.

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The Aynadamar fountain in Granada; right: Federico Garcia Lorca

Lorca, claro está, es uno de los artistas más importantes de España, y es sinónimo de la identidad literaria de su país como lo es Octavio Paz de México, Pablo Neruda de Chile o Walt Whitman de Estados Unidos. Reconocido por sus magníficos poemas líricos y sus obras teatrales de gran intensidad escénica, Lorca era también homosexual y crítico de la política, factores que llevaron a su asesinato a manos de las fuerzas fascistas. Figura mítica y mártir en España, el compositor argentino Osvaldo Golijov se interesó por Lorca durante mucho tiempo y lo eligió (y, por extensión, a la propia España) como el tema de su primera y única ópera hasta la fecha, Ainadamar, que se estrenará en el Met el 15 de octubre de 2024.

Invitado por el Festival de Música de Tanglewood en la ciudad de Lenox, Massachusetts, para componer una ópera a principios de la década de 2000, la primera idea de Golijov fue escribir una obra sobre las madres palestinas e israelíes que habían perdido a sus hijos a causa de la violencia entre los dos pueblos. La soprano Dawn Upshaw fue elegida para ese reparto, al igual que varias jóvenes becarias de Tanglewood, formando un elenco de artistas casi exclusivamente femenino. El estreno de la ópera estaba previsto para el verano de 2003, pero en diciembre de 2002, Golijov aún no estaba convencido del libreto en el que estaba trabajando y decidió cambiar de rumbo. Un amigo le presentó al dramaturgo David Henry Hwang, quien había ganado los premios Tony a la Mejor Obra por M. Butterfly. Durante un almuerzo informal para determinar un nuevo tema para la ópera de Golijov, Hwang le preguntó “¿qué es lo que amas?,” y el compositor respondió “bueno, amo a Lorca.” Tras ello, Hwang señaló “está bien, hagamos algo con Lorca.”

Hasta ahí todo iba bien, salvo que, como explicó Golijov, el reparto de la ópera ya estaba compuesto casi exclusivamente por mujeres. Sin embargo, una de ellas, Kelley O’Connor, tenía una hermosa voz de mezzosoprano y un asombroso parecido con Federico García Lorca. Estaba decidido: Lorca sería un papel con calzones (conocido en la ópera así al personaje masculino interpretado por una mujer), y sería interpretado por O’Connor. Así, Hwang se puso manos a la obra con su libreto. “La razón por la que Lorca es un papel con calzones no es ideológica […] fue simplemente una casualidad que en el reparto de la ópera inicial sólo hubiera mujeres”— dice hoy Golijov riendo.

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Daniela Mack and Angel Blue star as Lorca and Margarita Xirgu.

Hwang descubrió en Lorca “un tema fantástico y adecuado para una ópera.” “Su vida no fue larga […] pero sí intensa, apasionada y productiva, con un final trágico”—señala. Aunque Lorca, interpretado en el Met por la mezzosoprano Daniela Mack, es el personaje central, no es el más importante de la ópera. Hwang decidió que Ainadamar se desarrollaría como una serie de escenas en retrospectiva desde la perspectiva de la actriz española Margarita Xirgu, amiga cercana, musa y confidente de Lorca, que apareció en prácticamente todas sus obras, incluido el papel principal de Mariana Pineda, su obra maestra sobre la activista política del siglo XIX (quien, curiosamente, fue ejecutada en Granada casi exactamente 100 años antes que el propio Lorca). En la ópera, Margarita (interpretada en el Met por la soprano Angel Blue), relata a su alumna de teatro Nuria (soprano Elena Villalón) su amistad con Lorca, incluidas las muchas veces que le advirtió sobre la Falange, el partido político fascista que operaba en España en ese momento. La ópera se sitúa inicialmente en 1969, entre bastidores de un teatro en Montevideo, Uruguay, donde Margarita está a punto de salir al escenario como Mariana Pineda, mientras se lamenta no haber podido convencer a Lorca de huir con ella a Cuba tras el comienzo de la Guerra Civil Española. Después, retrocede a los años veinte, cuando conocemos al apasionado joven poeta, y así continúa alternando entre una y otra época. Golijov encontró en el libreto de Hwang, con sus saltos en el tiempo, un material rico para trabajar, y describe su colaboración como “telepatía.”

“Lorca puede fácilmente convertirse en un póster, una camiseta o una estatua, al estilo del Che Guevara” dice Golijov. “Pero David y yo queríamos resaltar su esencia completa, incluido su corazón romántico.”

Hwang escribió el texto en inglés, pero Golijov estaba decidido a que su ópera se cantara en español, por lo que se puso a traducir el libreto él mismo. “Sentía que, si vas a escribir una ópera, no solo tienes que hablar el idioma, sino ser capaz de jugar con él, de esculpirlo, de darle vueltas [...] y yo ya tenía algo de experiencia montando textos cuando hice La Pasión Según San Marcos”—el aclamado homenaje que Golijov hizo al texto de J.S. Bach en el año 2000. “Creo que el español es un gran idioma para la ópera. No tiene la historia que tiene el italiano, pero tiene colores maravillosos y un potencial para fusionarse con la música,” menciona.

Una palabra que no está en español es el título, Ainadamar, que Golijov llama “una hermosa palabra con un hermoso significado.” “La fuente (Ainadamar) era una expresión de belleza, y en la Edad Media, los poetas árabes que vivían alrededor de Granada solían escribirle poemas,” señala. La palabra “Granada,” por su parte, hace referencia a la fruta del granado y, sorprendentemente, cuando Golijov comenzó a componer Ainadamar, tuvo una visión de una granada flotante “sangrando melodías que sonaban flamencas, que sonaban españolas, árabes, judías, a todas esas lenguas que se hablaban antes de la expulsión de España tanto de los judíos como de los musulmanes.”

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A scene from Ainadamar at Detroit Opera

Hijo de inmigrantes judío-rumanos, Golijov creció en La Plata, Argentina, escuchando una gran variedad de música, en un colorido espiral de tradiciones que se fusionarían en su vibrante partitura de 80 minutos para Ainadamar, que incluye percusión, marimba y vibráfono para evocar el sonido del agua; y un diseño sonoro que crea la impresión de caballos al galope, entre otros recursos eclécticos.

“En términos de orquestación, siempre siento que debe haber un elemento icónico,” explica Golijov. “A veces lo logras mediante combinaciones de instrumentos que ya están presentes en la orquesta, y otras introduciendo instrumentos que no necesariamente se asocian con estas. En este caso, tengo dos guitarras, una de ellas flamenca.” De hecho, a menudo se hace referencia a Ainadamar como una ópera flamenca, a lo que Golijov señala que efectivamente “hay un elemento percusivo muy fuerte y muchos patrones rítmicos que provienen del flamenco.” Sin embargo, también apunta que “el flamenco es un poco comercial” y el verdadero estilo que está evocando en su obra es de cante jondo, o “canto profundo,” una forma de flamenco más oscura e intensa que, según el compositor, “emerge de la tierra y atraviesa al cantante.”

En la práctica, esto significa que parte del estilo vocal de Ainadamar, que dirigirá el debutante Miguel Harth-Bedoya, nunca se ha escuchado antes en la Ópera Metropolitana, particularmente el de las coristas y el personaje masculino de Ramón Ruiz Alonso, el verdadero ejecutor falangista que encarceló a Lorca. Este papel será interpretado por Alfredo Tejada, un cantante de flamenco de renombre internacional, cuyo enfoque descarnado servirá como contrapunto adecuado a la belleza vocal de las tres principales mujeres. Golijov señala la ironía del hecho de que el propio Lorca adoraba el estilo de cante jondo, encarnado en la ópera por el hombre que se ocupó de su muerte. En definitiva, el público que acuda al Met esperando un magnífico canto operístico lo encontrará—incluido un cautivador trío final de Margarita, Lorca y Nuria que, según Golijov, tiene una deuda de agradecimiento al trío final de Der Rosenkavalier de Strauss (El Caballero de la Rosa)—pero también experimentará un canto intenso, desgarrador, que captará la atención de los oyentes de una manera completamente diferente. La combinación es definitivamente emocionante.

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A scene from Ainadamar at Detroit Opera

En el origen de esta delicadeza musical, dice Golijov, está el “duende”, un término que en España se refiere a una especie de verdad mística, una esencia poderosa que emerge, ocasionalmente, en las mejores y más honestas interpretaciones del flamenco. Golijov explica que el duende “es esa cualidad inefable que tienen algunos artistas o cantantes populares—cuando cantan, hay algo que sientes y que te hace pensar que estás en contacto con la esencia de la música”. Y, justamente, el duende también “tiene siempre un elemento de muerte”. El propio Lorca invocó las palabras de Goethe para describir el concepto: una fuerza misteriosa que todo el mundo siente y ningún filósofo ha explicado (como “el alma”, la reconoces cuando la sientes).

La pasión, la fuerza y, sí, el duende de Ainadamar fueron recibidos con entusiasmo por la directora y coreógrafa brasileña Deborah Colker, que ha creado con esta obra su primera producción operística. “Cuando escuché la música por primera vez, pensé, vaya, esto es clásico, pero también es flamenco … y tiene esa sangre, ese olor, esa energía, esa sensualidad,” explica entusiasmada. “Mi idea era que hubiera movimiento, energía y baile todo el tiempo. En la ópera hay gente en las calles luchando contra la Falange… era muy importante resaltar el sentimiento de las calles. Esta es una historia sangrienta—es una historia real; una cruda verdad,” destaca.

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A technical rehearsal of Ainadamar at the Met

Para crear este mundo turbulento, Colker—quizás más conocida por coreografiar la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016—ha trabajado con el diseñador Jon Bausor para crear un escenario que parece estar en constante movimiento. Una mesa sobre la que zapatean los bailarines de flamenco se vuelca para convertirse en una barricada o se coloca de lado para simular un confesionario. Una cortina de cuerdas cuelga en un círculo alrededor del escenario y sirve de superficie para proyecciones e iluminación. En el escenario hay movimiento de todos, ya sean los cantantes principales, el coro o el deslumbrante cuerpo de bailarines de flamenco.

“La mayor revelación en la producción de Deborah para mí es la totalidad de esta,” dice Golijov. “Más allá de la belleza superficial y la emoción que transmite, está la profunda comprensión que tiene de las estructuras rítmicas. De alguna manera, conecta la música con la danza y la interpretación. Con ella, la mente y el corazón se vuelven una sola cosa.”

Golijov y Colker también coinciden en que ninguno de los dos pretendía hacer una declaración abiertamente política con Ainadamar, aunque reconocen que una ópera que celebra la muerte de un hombre a manos de las fuerzas fascistas es inherentemente antifascista. “Prefiero llevar al escenario poesía, danza, música, vida—y dejar que el público elija cómo se relacionará con ello, en lugar de intentar convencer a la gente de un punto de vista político,” afirma Colker. “El verdadero poder está en mantener vivo a Lorca.”

Ese era también el objetivo de Hwang con el libreto, quien recuerda que “las obras de Lorca tienen un fuerte poder sociopolítico, pero él nunca se consideró a sí mismo un escritor político […] por eso espero que el público de hoy pueda experimentar la forma en que la violencia y la polarización son inquietantemente familiares y, al mismo tiempo, que sientan empatía por alguien que quería crear belleza, que buscaba encontrar el amor y cerrar brechas.”

Golijov está de acuerdo: Lorca se negaba a hacer grandes declaraciones políticas. Para él, “todo proviene del amor. Amor y amor a la libertad.”

Matt Dobkin es el Director Creativo, de Contenido y Estrategia del Met.